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Hacklab - Centro Vacacional IMSS - Oaxtepec

Retomo la crónica. El miércoles, salí al pueblo y en un almacén me recomendaron un puesto de tacos que no estaba muy visible. Fui a comer ahí, y la diferencia con la papilla de hospital que nos dan en el hotel es terrible!! Qué ricas cosas que comí esa noche.

Jueves

Un día largo y complicado. Fui a casi todas las charlas, excepto la de Debian-Installer. A las 7 partimos para un pueblito cercano para tener la cena "formal". Salimos en unos micros medio infames pero muy graciosos, escuchando un cd de "super éxitos" remixados y riéndonos mucho. El viaje fue cortísimo, tardó más esquivando pozos y maniobrando que andando.

Llegamos a un lugar con un frente bastante lindo, que en realidad era un gran tinglado. Creo que era el auditorio municipal. Las mesas estaban dispuestas en swirl, todo el mundo muy divertido. Hobo algún problema menor, pero todo iba bien, hasta que apareció un imbécil que viene provocando hace tiempo, desprecia a las mujeres, metió mucho ruido durante la organización, y hoy me enteré que llegó a negar el holocausto. Apareció con una corona, un "cluebat" y una acompañanante un poco sospechosa. Primero hubo una corrida graciosa, donde le sacaron la corona y se la pusieron al DPL y la situación se calmó por un rato.

Resultó ser que la acompañante era una prostituta que había contratado para que lo acompañara, sabiendo todos lo que él piensa de las mujeres (un misógino recalcitrante) fue la gota que colmó el vaso. Alguna gente muy indignada quiso echarlo y se armó una gresca, que por suerte se controló pronto, pero ya nada sería igual luego de eso. Durante la madrugada se decidió echarlo de la conferencia y de Debian (primera vez que esto pasa, creo). Pero aún hoy domingo muchos siguen mal por esto.

Para completar la noche, cuando salieron a tocar unos mariachis, se largó una tormenta que no dejaba oirlos (por el techo de zinc); empezó a entrar agua por todos lados, en una pared había literalmente una catarata. Luego se cortó la luz y tardó unos minutos en volver, con la luz aún cortada una gota cayó del techo justo sobre mi plato con un puré de frijoles y salpicó todo, especialmente mi camisa blanca recién comprada.

Realmente sólo quería irme de ahí, pero había que esperar a los micros. Por suerte Aigars tomó la iniciativa y se armó un primer contingente que se fue temprano; ya nadie quería seguir ahí.

Mucha gente se quedó muy mal, pero no por todos los problemas del lugar, sino por el garca que quiso arruinar la fiesta.